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La viudita ye-ye

Había sido una famosa cantante de minorías. Un rico propietario del Prat de Llobregat la conquistó. Tuvo una hija tan loca como su madre. Él tuvo que fastidiarse, y un buen día se fue al otro mundo para no oírla más. El testamento era un poema. Las cosas más nimias estaban previstas, hasta el marido que debía ocupar su puesto. Hubo boda a gusto del marido... ¡Qué remedio!... Una extravagante ex-cabaretera dispone en su testamento que su hija tiene que casarse con un hombre que pueda comprar una finca colindante. Pero la joven se presenta en el hogar materno ya casada con un prometedor cantante.
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